Estábamos relajados después del amor. El
ventilador de techo giraba suavemente soplando una brisa sobre nosotros; por la
ventana veíamos las luces de la ciudad dormida.
-Si supieses que
el mundo se va a acabar, y tuvieses que salvar un solo cuadro ¿cuál sería?
-Qué pregunta
rara.. no sé.
-Cierto, las
elecciones son tu punto débil.
-Bueno, pero te
elegí a vos.
-Ahí acertaste.
-Yo acierto en
lo importante. Después, si no sé elegir un plato, no importa.
Palpé su piel, suave como el satén. Quien
había acertado era yo, pero no se lo dije.
-Bueno, elegí un
cuadro.
-Cualquiera
menos la Gioconda.
-Perfecto. Te
toca preguntar a vos.
-Okey. Si
supieses que el mundo se va a acabar, y tuvieses que salvar un solo libro ¿cuál
sería?
-Las Iluminaciones,
de Rimbaud.
-Ahora te toca a
vos.
-¿Un color?
-Lila. ¿Un
programa de televisión?
-¡Vade retro!
-Es un buen
nombre para un programa.
-No está mal…
¿un líder político?
-No salvaría a
ninguno. ¿Un animal?
-Caballo. ¿Un
insecto?
-Libélula. ¿Un
árbol?
-Salvaría un
bosque, con alerces, cohiues, araucarias…
-Un bosque del
sur.
-Sí. ¿Una
canción?
-Salvaría el
silencio.
-Esa me gustó.
Ella se volvió hacia mí, apoyando la cabeza
en su mano.
-¿A qué viene
tanta preocupación por el fin del mundo?
-Podría estar
cerca.
-¿Qué tan cerca?
-Muy cerca.
-¿Como para
verlo nosotros?
-Ahá.
-En ese club de
profecías te lavaron la cabeza.
-O yo se la lavé
a los demás.
-Bueno… a mí no
me preocupa si el mundo se acaba.
-Es curioso, a
mí tampoco. Y a los miembros del club menos. La última reunión fue una fiesta,
todo el mundo estaba feliz.
-Parece un poco
contradictorio.
-La perspectiva
del fin los pone contentos… es raro.
-Vivir da mucho
trabajo. Madrugar para ir a trabajar, pagar impuestos…
-La vida es un
conflicto permanente. El fin del mundo lo resuelve todo.
-Pero lo
resuelve para mal.
-No hay solución
para bien. Sólo seguir luchando.
-La lucha da
satisfacciones.
-Por eso la
gente, cuando no tiene una ocupación, crea luchas ficticias. El deporte,
cualquier juego, son luchas sin motivo.
-El ser humano está
hecho para eso.
Yo me incorporé de lado a mi vez, apoyando
la cabeza en la mano como ella.
-Este fin del
mundo no lo resolvería todo.
-¿Porqué decís
eso?
-Porque algunos
van a sobrevivir. Y van a tener más problemas que los Pérez García.
-¿Tus amigos se
creen los elegidos para sobrevivir?
-No. Pero lo van
a intentar, al menos uno de ellos, el alma mater del grupo.
-¿Qué piensa
hacer?
-Construir un
búnker subterráneo para resistir el fin del mundo.
-Qué pavo…
-Las mujeres lo
tienen fácil. Los hombres somos todos unos pavos y listo.
-¿Y no es
verdad?
-Touché.
-Bueno, con o
sin fin del mundo, yo te quiero igual.
-Hagamos el amor
de nuevo.
-Pero recién
acabamos de hacerlo.
-Si el mundo se
acaba, ya sabés lo que recomiendan…
-Vos te estás
buscando un infarto.
-Vos sos una
mina para el infarto.
Nos revolcamos en la cama como si fuera la
última vez. El Juicio Final resultó ser el mejor afrodisíaco de todos.
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